jueves, 10 de mayo de 2007

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La lluvia estaba comenzando a caer, la poca luz se atenuaba pues la luna comenzaba a ser consumida por las nubes grises, la noche cambiaba de sabor, el camino ya no sabia a sangre, el dolor ya no era salado, el agua corría por sus rostros y cuerpos, y seguían ahí, mirándose, inmutables, incrédulos del poder del destino, como estatuas de mármol con color de piel, la dulce lluvia limpio las lagrimas y sangre que habían corrido por las mejillas de uno y la espalda de otro, solo… estaban ellos allí, mirándose fijamente, apenas respirando con temor de destruir aquel momento perfecto que había sido fraguado por el sutil poder del destino... El se acerco sin decir siquiera una palabra, acerco su mano al rostro de aquella hermosa imagen tratando de sentirle pero sin tocarla… ella aun sin poder moverse cerro sus ojos, se limito a sentir… el la miraba… ella lo sentía… el dolor voló de sus almas y solo quedo espacio para liberar la esencia de sus sentimientos, sin palabras, sin carne, sin humanidad, sin prejuicios que se desprendieran de la tristeza y de la realidad… de a poco el se fue acercando a sus labios, respiro su aliento sin siquiera rozarla… ella sintió el calor de su respiración, la fuerza de su alma conteniéndose a estallar… se limitaron a mirarse bajo la lluvia… El alba de aquella mañana descubrió dos cuerpo que se abrazaban, húmedos, frágiles, débiles, ambos estaban muy cansados, pero sus almas tenían mucha mas fuerza que nuca, el se levanto, la miro una ultima vez antes de marcharse, y se alejo caminando…
Es así como todo comenzó…