martes, 1 de mayo de 2007

Libertad...

Las estrellas se veían tan estáticas, abusando de la perpetua eternidad, de algo que paresia ser lo que no era, sencillamente estaban ahí y eran muchas mas de lo que se podría imaginar, la gran mayoría resignándose a ser opacadas por la luz de la luna, luna perpetua, luz que en el seno de la oscuridad se inmola. Inocente de la luz que escapaba de sus ojos, el dolor se le hacia nítido y tenia un sabor salado a temor, así son los miedos y ella ya no podía consigo, debía llorar. No tenía la fuerza necesaria para alzar la mirada al cielo y admirar lo maravilloso y eterno, para afrontar sus miedos, ya no creía en el valor. Por crudo que sea suele doler mucho mas lo que no sucede que los golpes abruptos de la tempestad, ella pensaba, pero no podía encontrar un poco de lucidez en sus pensamientos, pues el dolor le había revuelto hace mucho todos los sentimientos y ya no sabia en que creer, no sirve de nada todo poseerlo cuando falta algo dentro en tus avernos… La luz aunque tenue cada vez estaba menos distante, quizás no todo estaba perdido, quizás después de todo no era el fin del camino, sus esperanzas le dieron fuerza a su cuerpo y a sus piernas, seguía marchando sin saber a donde se dirigía, siguiendo una estrella proveniente del vació, del interminable vació… probablemente pensaba en que aquel camino nunca terminaría y que ese débil rastro de luz era solo una broma de sus pensamiento u algún demonio de su suerte que se aprovechaba de aquel terrible destino, pero camino, camino con alma y creyendo en su corazón, camino en busca de aquella libertad que le habían arrancado de la espalda, buscando huir del dolor y del temor. El claro brillaba como la oscuridad que algún tiempo atrás con toda su alma había amado, su corazón estaba solo, triste y abandonado, pero reconoció el brillo de la grama a sus pies, era la luz de la luna curándole las esperanzas y el cielo infinito se alzaba sobre el. Por fin era libre, libre con su destino, libre con un camino infinito que podía trazarse del modo que quisiera, era libre, y el comienzo de su libertad había nacido de la luna llena, en un lugar que a su parecer era perfecto, el dolor en su espalda, es sus pies y en su alma ya no le parecía tan interminable, ahora tenia libertad, ahora tan lejos como quisiera podría volar. Fueron tantas las cosas que le pasaron por el alma al ver la luz en su camino que tardo en percatarse que a algunos metros en el claro de luna la estrella que le había guiado en la libertad de su destino seguía rodando por la crueldad del destino…