viernes, 7 de diciembre de 2007

La segunda noche...

Las estrellas se habían movido sin ninguna prisa, la madrugada había llegado al son de la eternidad, la luz de la luna, a penas suficiente para abrigar su cuerpo tirado en la grama se había vuelto innecesaria un par de horas atrás, élla se abrigo entre sus propios brazos y halo un poco las mangas de su suéter para esconder sus manos del frió que le congelaba, pero no era eso, si no mas bien la ausencia lo que había oscurecido y atenuado su silueta, el sonido del arrollo se había segado con la consonancia del tiempo, y aunque solo llevaba algunas horas ahí, vigilando, le había parecido una eternidad, pero, así es la espera, hace que el tiempo se salga de su cauce, desfragmenta los segundos y los hace perpetuos, así es la vigilia, casi tan llena de longevidad como el recuerdo de la añoranza… Sus ojos se humedecieron, la luna misma sintió la pena de los murmullos emanados de aquella figura, tan exacta, tan perfecta que pareciera haber sido creada en la medida justa para el momento aquel, tan necesaria que seria difícil imaginar ese lugar y ese instante sin su cuerpo sobre la grama, sin sus lagrimas rompiendo el silencio… El cansancio invadió su cuerpo, ya no tenia ni fuerzas ni fe para continuar con su espera, para si misma pensó que después de todo no había habido algún gesto o al menos una palabra, nada que le prometiera que vendría aquella noche, que el frió de aquel lugar que se había hecho perfecto al encontrarse las miradas de los dos les volvería a cobijar otro encuentro furtivo, otro segmento efímero de realidad que podría inmortalizar en su recuerdo para dar algo de sustento a su alma cuando no quedara nada mas… Fue justo en aquel instante cuando un calor no demasiado tenue, no demasiado abrumador, algo de fuerza hecha en la medida correcta arropo su cuerpo, ni siquiera se inmuto, solo dejo que sus ojos continuaran cerrados, acababa de entender que eran los brazos de él, por fin había llegado, quizás en el momento mas indicado… Él le rozo el cuello con su nariz, se tomo algo de tiempo para respirar un poco del aire que ella había perfumado con su piel, dejo que el calor de se le escapara del pecho para compensar el frió de la vigilia que ella le había dedicado, se tomo algo de tiempo para cerrar sus ojos y dejar que estos también se humedecieran, no estaba seguro de si debía romper el silencio, pero si de lo que sentía… “a partir de mañana… quizás nunca mas podré volver a tu lado…” Fue así como aquella noche el tiempo se desplazo para dejarla dormir en su regazo…

jueves, 10 de mayo de 2007

...

La lluvia estaba comenzando a caer, la poca luz se atenuaba pues la luna comenzaba a ser consumida por las nubes grises, la noche cambiaba de sabor, el camino ya no sabia a sangre, el dolor ya no era salado, el agua corría por sus rostros y cuerpos, y seguían ahí, mirándose, inmutables, incrédulos del poder del destino, como estatuas de mármol con color de piel, la dulce lluvia limpio las lagrimas y sangre que habían corrido por las mejillas de uno y la espalda de otro, solo… estaban ellos allí, mirándose fijamente, apenas respirando con temor de destruir aquel momento perfecto que había sido fraguado por el sutil poder del destino... El se acerco sin decir siquiera una palabra, acerco su mano al rostro de aquella hermosa imagen tratando de sentirle pero sin tocarla… ella aun sin poder moverse cerro sus ojos, se limito a sentir… el la miraba… ella lo sentía… el dolor voló de sus almas y solo quedo espacio para liberar la esencia de sus sentimientos, sin palabras, sin carne, sin humanidad, sin prejuicios que se desprendieran de la tristeza y de la realidad… de a poco el se fue acercando a sus labios, respiro su aliento sin siquiera rozarla… ella sintió el calor de su respiración, la fuerza de su alma conteniéndose a estallar… se limitaron a mirarse bajo la lluvia… El alba de aquella mañana descubrió dos cuerpo que se abrazaban, húmedos, frágiles, débiles, ambos estaban muy cansados, pero sus almas tenían mucha mas fuerza que nuca, el se levanto, la miro una ultima vez antes de marcharse, y se alejo caminando…
Es así como todo comenzó…

martes, 1 de mayo de 2007

Libertad...

Las estrellas se veían tan estáticas, abusando de la perpetua eternidad, de algo que paresia ser lo que no era, sencillamente estaban ahí y eran muchas mas de lo que se podría imaginar, la gran mayoría resignándose a ser opacadas por la luz de la luna, luna perpetua, luz que en el seno de la oscuridad se inmola. Inocente de la luz que escapaba de sus ojos, el dolor se le hacia nítido y tenia un sabor salado a temor, así son los miedos y ella ya no podía consigo, debía llorar. No tenía la fuerza necesaria para alzar la mirada al cielo y admirar lo maravilloso y eterno, para afrontar sus miedos, ya no creía en el valor. Por crudo que sea suele doler mucho mas lo que no sucede que los golpes abruptos de la tempestad, ella pensaba, pero no podía encontrar un poco de lucidez en sus pensamientos, pues el dolor le había revuelto hace mucho todos los sentimientos y ya no sabia en que creer, no sirve de nada todo poseerlo cuando falta algo dentro en tus avernos… La luz aunque tenue cada vez estaba menos distante, quizás no todo estaba perdido, quizás después de todo no era el fin del camino, sus esperanzas le dieron fuerza a su cuerpo y a sus piernas, seguía marchando sin saber a donde se dirigía, siguiendo una estrella proveniente del vació, del interminable vació… probablemente pensaba en que aquel camino nunca terminaría y que ese débil rastro de luz era solo una broma de sus pensamiento u algún demonio de su suerte que se aprovechaba de aquel terrible destino, pero camino, camino con alma y creyendo en su corazón, camino en busca de aquella libertad que le habían arrancado de la espalda, buscando huir del dolor y del temor. El claro brillaba como la oscuridad que algún tiempo atrás con toda su alma había amado, su corazón estaba solo, triste y abandonado, pero reconoció el brillo de la grama a sus pies, era la luz de la luna curándole las esperanzas y el cielo infinito se alzaba sobre el. Por fin era libre, libre con su destino, libre con un camino infinito que podía trazarse del modo que quisiera, era libre, y el comienzo de su libertad había nacido de la luna llena, en un lugar que a su parecer era perfecto, el dolor en su espalda, es sus pies y en su alma ya no le parecía tan interminable, ahora tenia libertad, ahora tan lejos como quisiera podría volar. Fueron tantas las cosas que le pasaron por el alma al ver la luz en su camino que tardo en percatarse que a algunos metros en el claro de luna la estrella que le había guiado en la libertad de su destino seguía rodando por la crueldad del destino…

viernes, 27 de abril de 2007

El principio...

Las luces estaban apagadas, el pasadizo se había hecho largo y oscuro, cada uno de sus pasos se había hecho tan pesado que no sabia realmente si podría seguir así. Tenia miedo, como las aves volando al azar por el viento en busca de un lugar que no existe, solo pensando en la posibilidad de poder escapar, la oscuridad le había aturdido los sentidos, la luz de la luna le estaba haciendo compañía, ella estaba ahí, sintiéndose sola con la oscuridad, sentada en la grama, caminando por un destino que nunca encontró, volando por una ruta que no creía cierta, los rayos del claro de luna brillaban sobre sus lagrimas como la luz que se reflejada sobre un zafiro en medio de la oscuridad. Era sencillamente ella ahí, llorando por lo impetuoso que suele ser el mundo, por eso que lloran las personas cuando se escapan para estar solos, por eso en que piensan las personas cuando se percatan de que están solos, ahí estaba ella, y quizás era por eso por lo que lloraba, porque era ella, y estaba sola, solo el cielo sabe cual es el secreto tras las lagrimas de una mujer, ese pequeño fragmento de sublimidad que guardan un poco de luz y un poco de oscuridad, las tristes gotas que parecen un suspiro del cielo que no contuvo la fuerza del alma y se volvió dolor, solo el cielo conoce el secreto que se oculta tras las lagrimas y el silencio que se guarda en el miedo de esas almas de las que nadie se puede adueñar. Se estaba rindiendo, estaba aceptando aquello que no conocía, seguía caminando pero en sus piernas ya no había fuerza, su espalda dolía y sentía sangre donde una vez hubieron alas, la luz se fue apagando con sus esperanzas, se morían sus creencias pero talvez ya no había nada, caminaba y caminaba y no había nada mas que nada, la libertad no era mas que un espejismo en un camino que nunca terminaba, la soledad tenia un desagradable sabor a sangre y sus opciones se remitieron a sentarse y meditar. Es tan infinito el dolor, por un momento pensó en alargar sus manos a su espalda pero le aterro la idea de no sentir más sus alas. En aquel momento fundido en la oscuridad, tirado en un lugar del limbo oscuro que separa lo que se puede creer de lo real, sin darse cuenta estaba viendo algo de luz en el vació inmenso que le creaba la soledad, fue justo al darse cuenta de que había una pequeña parte del todo que no era como el resto, había un poco de luz en aquella infinita oscuridad. Era distante, iba muriendo a gotas, pero ahí estaba, de algún lugar saco fuerzas para poner en orden sus piernas, levantarse y echar a andar…